Jaén, además de contar con reconocidos cocineros como los que han recibido recientemente Estrellas Michelin, cuenta con profesionales con excelentes trayectorias en el mundo de la pastelería. Bernardo Guzmán es uno de ellos, un pastelero que a lo largo de su carrera ha vivido con auténtica pasión su profesión y que se ha movido en la primera división de la alta pastelería.
La pastelería, como la gastronomía, requiere de vocación y mucha dedicación. Bernardo lleva su dulce oficio en la sangre, por tradición familiar, y le ha dedicado a su trabajo gran parte de su vida. Esto le ha llevado en primer lugar al reconocimiento diario por su excelente trabajo en los diferentes destinos por los que ha pasado y en segundo lugar, varios galardones en concursos nacionales, como la Medalla de Plata en el Concurso de Jóvenes Pasteleros en 2008 o tercer clasificado en el Trofeo Santapau al Mejor Artesano Chocolatero de España en 2010.
Bernardo, decidió seguir la tradición familiar de la pastelería con 16 años. A esta edad se trasladó a Madrid para estudiar pastelería durante dos años en la entonces Escuela de Pastelería de la Comunidad de Madrid. Una vez terminado este periodo, se fue a Barcelona a completar su formación durante otros tres años en la Escuela del Gremio de Pasteleros de Cataluña. En ambas ciudades simultaneó los estudios con el trabajo en pastelerías tradicionales como Rosita y Migas de Madrid y pastelerías artesanas y de autor como Turull, conocida pastelería en Tarrasa de la familia del mismo apellido o Bubó del prestigioso Carles Mampel.
Estando en Barcelona volvió durante unos meses a Jaén a trabajar como pastelero del prestigioso Restaurante Casa Antonio de Jaén donde compartió fogones con el chef Pedro Sánchez que actualmente cuenta con una Estrella Michelín en su Restaurante Bagá.
Posteriormente, se preparó unos meses en la pastelería creativa “Prefiero Sussu” de José Manuel Samper de Alicante para después seguir su aprendizaje práctico en Francia durante dos años, en la “Pâtisserie Chocolaterie” de Michel Belin en Albi y en Sebastián Boillet de Lyon. Su siguiente destino fue Pamplona donde trabajó como chef en las pastelerías El Obrador, en la que diseñó una carta de productos de alta pastelería muy valorada. También fue durante un tiempo chef en la pastelería Laramendi.
Durante su estancia en tierras navarras volvió unos meses a Granada a trabajar en la famosa Casa Isla. Continuó su carrera profesional en Sevilla, en la famosa pastelería artesana y de autor Manu Jara donde trabajó durante varios años. Durante este periodo apoyó a los prestigiosos chocolateros y pasteleros Antonio Bauchour y Cecile Farkaa durante su impartición de cursos en España.
Desde 2019 es asesor de la multinacional belga Puratos, referente en la producción de materias primas para el sector pastelero y panadero, en la zona de Andalucía, Murcia y Alicante. Su labor consiste en asesorar a los pasteleros de estas regiones en la elaboración de sus dulces. Asimismo protagoniza workshop de pastelería por diferentes localizaciones en los que muestra las elaboraciones que anteriormente diseñan en la central de Puratos en Girona.
Recientemente, ha trabajado mano a mano con Stéphane Leroux, considerado uno de los grandes maestros chocolateros del mundo, en la exposición «Art/sania» que se puede ver hasta marzo en el Museo del Chocolate de Barcelona y que está inspirada en el arte de Joan Miró.
Como se ha indicado anteriormente, Bernardo debe su vocación pastelera a su familia, dedicada a este sector desde 1875 en Huelma. Su tatarabuelo Manuel López Bustos abrió ese año una pastelería con el nombre de “Delicias”, empezando a elaborar el turrón típico de esta pastelería durante toda su trayectoria. La pastelería pasó a su hijo Francisco, que la trasladó a la Plaza de España. La siguiente generación fue la de su hija Amanda que junto a su marido Tomás le cambiaron el nombre llamándola “Santa Teresa” en recuerdo a la madre de Tomás, Teresa Soriano, prima hermana del conocido médico jienense Bernabé Soriano. Francisco Guzmán López, cuarta generación en hacerse cargo de la pastelería, se casó con Dolores Villanueva Galiano y tuvieron seis hijos, uno de ellos Bernardo, que se criaron en el obrador, con el agradable aroma a la almendra tostada del turrón, el coco de sus pasteles o el del bizcocho.
La pastelería de la familia cerró en octubre de 2010 por jubilación dejando un dulce sabor de boca a huelmeños y huelmeñas así como a visitantes durante toda su historia.
Aunque no en su localidad natal, Bernardo ha continuado con el oficio familiar, disfrutando de esta dulce profesión y trabajando con algunos de los mejores chocolateros y pasteleros del mundo.
En definitiva la vida de Bernardo ha estado, está y estará marcada por su pasión por la alta pastelería, teniendo el privilegio de compartir su afición con su profesión.