Los turistas pueden visitar desde ayer jueves 11 de julio la restaurada cisterna de la Calderona de Porcuna, un sistema hídrico del siglo I a. C. (la cisterna recibe agua desde la capa freática) que está considerado como un hito arqueológico dentro de las ciudades romanas de la antigua Hispania, ya que sigue cogiendo de agua de forma natural y funcionando para lo que fue concebida hace más de 2.000 años. Esta cisterna se encuentra en la ciudad romana de Obulco, en Porcuna, una de las principales urbes de la antigua Bética.
Para acceder hasta la cisterna se ha construido un edificio que permite bajar hasta la misma junto a un puente que atraviesa la calle de San Marcos y un túnel que pasa por debajo de las casas. Para ello se ha creado una rampa tipo helicoide con más de cien metros de desarrollo suspendidos, es decir, colgados para que en ningún momento se toquen los restos arqueológicos. Además, todo el espacio está sensorizado hasta el último milímetro para conocer en tiempo real el estado de conservación de la cisterna,
La apertura de esta cisterna es el resultado tangible y espectacular de un proyecto de arqueología científica iniciado hace 50 años, tras la aparición del conjunto escultórico íbero de Cerrillo Blanco. Este yacimiento ha aportado una enorme información histórica sobre la evolución de la ciudad durante más de 700 años desde la época romana clásica hasta la antigüedad.
A pesar de la importancia de la restauración, queda mucho trabajo por hacer en este Yacimiento, ya que tan solo se ha excavado 500 metros cuadrados, una centésima parte del barrio del sector de la Calderona y una ínfima parte de toda la ciudad romana de Obulco, con un millón de metros cuadrados fortificados.
Tras la restauración de la Cisterna, para el próximo otoño está prevista la inauguración de la primera fase de rehabilitación del anfiteatro romano de Porcuna, que llegó a ser el más grande de Hispania en ese momento. Serán unos 10.000 metros cuadrados los que se van a poner en valor turístico.