Si usted tiene la suerte de vivir en la ciudad de Jaén, en concreto en una avenida recientemente denominada «Eduardo García Maroto«, es probable que se pregunte quién pudo ser este personaje para merecer el honor de dar nombre a una de las principales calles de la capital jiennense. García Maroto no es una personalidad conocida a nivel popular, pero es posible que sí le suenen las estrellas con las que trabajó codo con codo: Luis Buñuel, Tyrone Power, Cary Grant, Frank Sinatra, Sofia Loren o Stanley Kubrik.
Eduardo García Maroto (Jaén, 14 de diciembre de 1903 – Madrid, 26 de noviembre de 1989) fue un director, guionista, montador, productor y uno de los pioneros del cine español. Inició su carrera en el cine mudo, por lo que se le considera uno de los decanos del cine en España, y a lo largo de su vida realizó la mayoría de tareas relacionadas con este medio. Como creador, aportó un particular sentido del humor y una gran sensibilidad para los temas humanos y sociales. Fue un profesional osado que incluso intentó experimentar un innovador sistema de olores en la sala de cine con “Esencia de misterio” (1959), protagonizada por el mítico Peter Lorre.
Nacido en Jaén a comienzos del siglo XX, vivió en varias ciudades y acabó instalándose en Madrid, donde comenzó a trabajar como técnico de cine en los años 20. Posteriormente accedió al puesto de montador y finalmente al de director. Su carrera como director de largometrajes no fue muy extensa, ya que en 1935 dirigió su primera película, “La hija del penal” (1935), y posteriormente vendrían títulos como “Los cuatro Robinsones” (1939) “Oro vil” (1941) “Schottis” (1942) “¿Por qué vivís tan tristes? (1941), “Canelita en rama” (1943) o “Truhanes de honor” (1950).
Algunas de sus películas, como “La hija del penal”, obtuvieron una gran respuesta por parte de la crítica, mientras que otras como “Canelita en rama”, con Juanita Reina, supusieron un enorme éxito comercial de la época, aunque García Maroto siempre renegó de este trabajo de encargo.
Además, fue el director de producción español de muchas de las películas norteamericanas que se filmaron total o parcialmente en España entre 1955 y 1970, como la célebre “Salomón y la reina de Saba” (1959) u «Orgullo y pasión» (1956), una película de Stanley Kramer ambientada durante la invasión de España por las tropas de Napoleón y protagonizada por Cary Grant y Sofia Loren. También fue el director de producción en películas míticas como “Espartaco”, “Patton” o “El regreso de los siete magníficos”.
Precisamente, durante el rodaje de “Salomón y la reina de Saba”, García Maroto asistió en primera fila a un desagradable incidente: la muerte de la estrella de de Hollywood Tyrone Power a causa de un ataque al corazón. De hecho, García Maroto fue una de las pocas personas que pudieron ver el cuerpo ya sin vida del actor aún maquillado en el set de rodaje.
Otro incidente con estrellas de Hollywood en el que el jiennense tuvo un especial protagonismo fue la detención de Frank Sinatra en Málaga durante el rodaje de la película “El coronel Von Ryan” (1965). Sinatra estrelló contra el suelo la cámara de un fotógrafo, que lo denunció a la Policía y acudió a su hotel para tomarle declaración. Como responsable del equipo de producción español, Eduardo García Maroto tuvo que negociar con los responsables policiales y consiguió convencerles de que abandonaran el hotel, aunque a los tres días detuvieron al actor por desacato a la autoridad y lo multaron con 25.000 pesetas. De nuevo gracias a la intercesión de García Maroto, Frank Sinatra pudo abandonar España a las pocas horas del incidente.
A pesar de fallecer en 1989, la figura de este peliculero (como a él le gustaba definirse) fue rescatada en el año 2007 gracias a un documental elaborado por Luis Mamerto López-Tapia y Javier Caballero basado en sus propios escritos autobiográficos. En este libro, publicado en 1988 y titulado “Aventuras y desventuras del cine español” Luis García Berlanga aseguraba en su prólogo: «Sin la gozosa emoción que produjeron en mi adolescencia las películas de Eduardo García Maroto, es posible que yo no hubiese pensado en la realización cinematográfica».