Quizás muchos jiennenses no lo sepan, pero existe un equipo de la Universidad de Jaén que está considerado como en España en la egiptología. De hecho, Alejandro Jiménez, profesor de Historia Antigua de la Universidad de Jaén, Alejandro Jiménez Serrano, encabeza este equipo y dirige la misión española que investiga las tumbas de Qubbet el Hawa, uno de los cementerios privados más importantes de Egipto.
El profesor jienense halló hace varios años una cámara secreta con la ayuda de investigadores del país norteafricano, y ha sido en 2013cuando han podido acceder al interior de dicha cámara, que fue sellada hace 4.000 años.
Qubbet el Hawa es una necrópolis faraónica que se encuentra en una colina rocosa frente a la ciudad de Asuán, a orillas del Nilo. En sus tumbas descansan los restos de los nobles que gobernaron Elefantina, la provincia más al Sur de Egipto. El equipo liderado por el investigador del UJA ha trabajado durante tres años consecutivos para tener acceso a la gran losa de piedra pulida que sellaba la cámara. Una vez retirada ésta, los excavadores han podido acceder al interior de la cámara donde había un ataúd que contenía los restos momificados de un antiguo gobernante de Elefantina de la época del reinado del faraón Amenemhat III (1818-1773 aC), según explica la propia Universidad de Jaén.
Alejandro Jiménez señala que la momia escondía un secreto: “El difunto había sido enterrado en dos ataúdes, tanto el exterior como el interior estaban decorados. El exterior se encontraba muy mal debido a que había sido afectado por los xilófagos (termitas), y el interior estaba en perfectas condiciones porque estaba hecho de una madera mucho más dura.
Jiménez subraya que la cámara ha permanecido intacta durante tanto tiempo gracias a unos ladrones de tumbas, quienes hace varios miles de años entraron en la tumba nº 33 de Qubbet el Hawa en busca de tesoros. Los saqueadores centraron su atención en un pozo adyacente a la cámara, y al excavarlo extrajeron el relleno de escombros que los cegaba y los amontonaron delante de la puerta secreta que daba a la cámara, cubriendo su acceso durante casi cuatro milenios hasta que la misión liderada por Alejandro Jiménez dio con ella.