La ingesta de los ácidos grasos insaturados del aceite de oliva induce cambios beneficiosos después de comer, durante y después de la digestión, según el Grupo de Investigación de Riesgo Cardiometabólico de INCLIVA, y el Servicio de Endocrinología y Nutrición, liderados por el catedrático de Medicina de la Universitat de Valencia, Juan Ascaso. El trabajo ha sido publicado recientemente en la prestigiosa revista internacional “Plos One”.
La principal conclusión del trabajo es que los ácidos grasos insaturados producen cambios beneficiosos a nivel metabólico, tras la ingesta, que podrían hacer cambiar las recomendaciones dietéticas actuales a los sujetos con obesidad y/o diabetes dado que se les recomienda una ingesta pobre en grasa. “No se trata de abusar ahora de las grasas insaturadas ya que su aporte calórico sigue siendo importante, pero podemos ser más flexibles en cuanto a su consumo”, expone el doctor Sergio Martínez-Hervás, adjunto en el Servicio de Endocrinología del Hospital Clínico.
La investigación realizada tenía como objetivo evaluar el efecto de una ingesta rica en ácidos grasos insaturados sobre diferentes parámetros metabólicos como la glucosa, la insulina y los lípidos y el estrés oxidativo tanto en sujetos sanos como en pacientes con obesidad abdominal. Así, Martínez-Hervás explica que el estudio se realizó con la participación de 40 voluntarios: 20 sujetos sanos y 20 pacientes con obesidad abdominal. Tras ayuno de 12 horas se realizó ingesta de un preparado comercial rico en ácidos grasos insaturados. “Al analizar su sangre observamos un incremento significativo de los triglicéridos plasmáticos, alcanzando un pico máximo a las 4 horas, y una posterior reducción de los mismos. Sin embargo, tanto en los sujetos sanos como en los pacientes, y contrariamente a lo que inicialmente esperábamos, se produce una reducción progresiva de los niveles plasmáticos de glucosa e insulina, con una reducción del estado de resistencia a la insulina, y de los niveles de estrés oxidativo”, afirma el doctor.