En Torredonjimeno se encontró uno de los pocos tesoros de época visigoda hallados en España, y está considerado uno de los más importantes de ese periodo histórico junto al de Guarrazar (Toledo). De hecho, se trata de un conjunto excepcional y de gran valor, que fue encontrado de forma accidental por el agricultor Francisco Arjona en el año 1926 mientras realizada tareas agrícolas a dos kilómetros del casco urbano.
El agricultor pensó que se trataba de piezas metálicas que carecían de valor, así que sirvieron como como juguete a sus hijos hasta que unos compradores de oro y antigüedades de Porcuna lo adquirieron. Finalmente, y por diversos azares, acabó repartido en tres importantes museos españoles: el Nacional de Arqueología en Madrid, el Arqueológico Provincial de Córdoba y el Museu d´Árqueología de Catalunya, donde continúan las diversas piezas.
Las piezas que forman este tesoro permiten aventurar que estaría compuesto por cruces y coronas votivas (dedicadas a algún santo que, en este caso parecen ser las santas sevillanas Justa y Rufina) y cruces procesionales, de las que se conserva en excelente estado algún elemento, como la letra alfa, que debía colgar de un brazo de la misma.
En el año 2003 se llevó a cabo una exposición (Torredonjimeno: Tesoro, monarquía y liturgia) que reunió por primera vez todas las piezaas existentes y recorrió Barcelona, Madrid, Córdoba y Jaén. Esta muestra permitió reavivar el interés por esta joya arqueológica, especialmente en la provincia de Jaén y en Torredonjimeno y, tras la misma, se encargó una reproducción de las piezas para crear un Centro de Interpretación del tesoro.
Este Centro de Interpretación se encuentra en el Castillo de Torredonjimeno, donde ocupa tres salas de la planta baja. La primera está concebida para proporcionar al visitante una visión general del contexto histórico de la época, y así ayudar a comprender mejor lo que se va a contemplar a continuación.
En la segunda un audiovisual nos presenta en imágenes el devenir de las piezas a través de los tiempos y cómo han llegado a distribuirse de la forma en que se encuentran actualmente, con imágenes que nos preparan para lo que encontraremos en la tercera sala. En esta última se encuentran las piezas, reproducidas con primor y completadas para mostrarnos una visión que se aproxima a lo que los fieles podrían admirar en los altares de las iglesias de la época.