Un estudio realizado por la Universidad de Illinois (EE.UU) constata el efecto inmediato y de carácter beneficioso que tiene el aceite de oliva para la salud del corazón. El trabajo de los investigadores, titulado ‘Dietary Fat Supply to Failing Hearts Determines Dynamic Lipid Signalling for Nuclear Receptor Activation and Oxidation of Stored Triglyceride’ ha sido publicado en la revista especializada Circulation, y sostiene que el oleato que se encuentra en el aceite de oliva puede devolver el correcto metabolismo energético a las células del corazón.
Este estudio ha sido publicado en medios tan importantes como la revista Time, una de las publicaciones con más prestigio de todo el planeta o periódicos como «Daily Telegraph» o «The Independent». En este sentido, hay que recordar que las enfermedades del corazón, isquémicas e insuficiencia cardiaca, son las principales causas de mortalidad en los países desarrollados, y presentan una tasa de mortalidad más alta en el caso de las mujeres.El estudio dirigido por Doug Lewandowski, director del Centro de Investigación Cardiovascular de la Universidad de Illinois, ha demostrado que el oleato consigue devolver a un corazón infartado la capacidad contractiva y contrasta con el efecto malo de otras grasas.
“No creíamos que tendría efectos tan profundos”, ha declarado Lewandowski, quien explica que al suministrar oleato a un corazón cansado y que bombea mal la sangre se produce una mejoría, ya que los latidos mejoran en sólo media hora. Así han podido demostrarlo en u nestudio con ratas de laboratorio, aunque aún falta aplicar la investigación sobre humanos. El oleato, la sal o éster del ácido oleico, es la grasa poco menos que ayuda a prevenir la taquicardia, la hipertensión arterial o el infarto.
En las pruebas con ratas, los investigadores pudieron observar una mejoría inmediata en la contracción cardíaca y bombeo de sangre cuando se introducía oleato en los corazones infartados de las ratas, frente a los efectos negativos tras introducir palmitato, que es el componente de gran parte de las grasas animales, el aceite de palma y derivados lácteos.
El oleato no sólo equilibraba el metabolismo de las grasas sino que también reducía los metabolitos tóxicos en corazones hipertróficos, además de incrementar la activación de genes por los enzimas que metabolizan la grasa. Estos genes suelen perder actividad en los corazones hipertróficos.