Cada vez más personas eligen pasar su tiempo libre practicando senderismo. Y Jaén es uno de los mejores destinos del país para realizar este deporte, ya que somos la provincia española con mayor superficie natural protegida. Practicar trekking permite hacer deporte en contacto con la naturaleza mientras se recorren parajes espectaculares y se descubre la flora y fauna de cada zona. Además, el senderismo es un deporte perfecto para practicar en familia e iniciar a los niños en la observación de la naturaleza y la práctica deportiva.
En Orgullosos de Jaén vamos a comenzar una serie de reportajes sobre rutas espectaculares de nuestro paraíso interior, menos conocidas, eso sí, que la famosa ruta del Río Borosa, pero igualmente bonitas y disfrutonas. En este caso te proponemos 5 rutas de diferentes niveles y dificultades en la Sierra de Cazorla para que puedas disfrutar en solitario, con tu pareja, amigos o familia.
1. Pico Gilillo
Cumbre del Pico Gilillo (1.848 m)
La cumbre del Gilillo (1.848 metros) es una de las más señeras de la fachada occidental de la Sierra de Cazorla. Lo es tanto por sus magníficas vistas, como por la belleza y antigüedad de sus senderos de acceso, que se adentran en bosques de pinos salgareños y atraviesan parajes tan icónicos como El Chorro, un balcón natural de los interminables mares de olivos de la campiña jienense en cuyas inmediaciones es fácil avistar los buitres leonados que anidan en sus acantilados. También se puede ver el recóndito Monasterio de la Orden de Montesión, donde se celebra una de las romerías más antiguas de la provincia o los restos del Castillo de Salvatierra, también conocido como Castillo de las Cinco Esquinas. Esta ruta parte del municipio de Cazorla y tiene la peculiaridad de acumular un gran desnivel (casi 1.000 metros) en unos 20 kilómetros de recorrido. La ruta tiene dos posibles variantes, utilizando en ambos casos la red de senderos GR247 “Bosques del Sur”.
2. Cerrada del Utrero
La Cerrada del Utrero es una sencilla senda circular junto al Río Guadalquivir, perfecta para hacer en familia ya que su recorrido no supera los dos kilómetros, sin apenas dificultad técnica. El itinerario parte de la zona conocida como El Valle, junto al punto de información Cerrada del Utrero. El camino discurre en paralelo al cauce del Río Guadalquivir hasta alcanzar el Embalse del Utrero, que antiguamente se utilizaba en la central eléctrica, ya abandonada, y un salto de agua llamado Cola de Caballo, popularmente llamado cascada de Linarejos. Durante el trayecto, podrás divisar grandes cortados y caprichosas paredes talladas por la acción del agua o riscos elevados en los que crece una frondosa vegetación acompañados constantemente del agradable murmullo del río.
3. Río Cerezuelo
Continuamos con otra ruta de ribera apta para toda la familia. En esta ocasión el paseo transcurre junto al Río Cerezuelo, con una extensión de unos 2,5 kilómetros. El recorrido se adentra en un espacio cerrado por grandes chopos, que en combinación con las aguas cristalinas del río formando pozas, harán de esta ruta un entorno sin igual para disfrutar de la naturaleza. Utilizando los diversos puentes de madera, se puede cruzar el río para continuar esta magnífica expedición.
4. Tejos milenarios
Este sendero ofrece la posibilidad de contemplar uno de los ecosistemas mejor conservados de Andalucía sin grandes esfuerzos, ya que el trayecto es corto y sencillo de recorrer. A lo largo del camino se pueden apreciar grandes insignias de la flora de la zona como pinos salgareños o majuelos, pero por encima de ellos, nos sorprenderá al final del camino los ejemplares de tejos, de más de mil años, impresionantes por su porte y su belleza.
5. Poyos de la mesa
La última propuesta nos acerca a la figura de Félix Rodríguez de la Fuente, ya que fue en estos impresionantes farallones donde filmó la famosa escena del águila real y la cabra montesa para su serie documental “El hombre y la Tierra”. La ruta parte desde la antigua casa forestal de la Nava del Espino y transcurre por un camino de tierra muy cómodo y con una pendiente muy suave, primero entre pinares y después por terreno abierto hasta acercarnos al borde de los acantilados. Por esta zona, con atención y paciencia, podemos cruzarnos con alguna cabra montés o con algún ciervo, los dos grandes herbívoros que habitan por estos lares.